Según aseguró la directora del Laboratorio de Cannabinología del Instituto de Investigaciones Bioquímicas de Bahía Blanca, Susana Pasquare, en este momento “propiciamos que haya un autocultivo orgánico, seguro y con una extracción controlada”.
Cada vez son más los usuarios de cannabis en el país que recurren a sus derivados medicinales, ya sea aceite, cremas corporales, con el objetivo de tratar sus afecciones particulares, de un tercero o incluso también de una mascota. Por ese motivo, los especialistas afirman que es necesario contar con un producto accesible y elaborado en Argentina.
En ese sentido, según aseguró la directora del Laboratorio de Cannabinología del Instituto de Investigaciones Bioquímicas de Bahía Blanca, Susana Pasquare, en este momento, “desde nuestro espacio propiciamos que haya un autocultivo orgánico, seguro y que la extracción de los principios activos con propiedades medicinales del cannabis esté controlada”.
“Desde nuestro laboratorio establecimos las bases que permiten una extracción acorde”, destacó quien es también profesora del Departamento de Biología, Bioquímica y Farmacia Universidad Nacional del Sur (UNS). “Primero tienen que estar guiados por un médico que haya hecho una especialización en cannabis porque no cualquiera lo puede recetar”, indicó.
Además, la Dra. Pasquare manifestó que el profesional que recete un tratamiento con algún producto elaborado con cannabis debe obligatoriamente conocer al paciente porque muchos de ellos “son adultos mayores”, de modo que pueden estar “polimedicados” y podrían aparecer efectos adversos.
“Lo fundamental es que los productos que derivan de cannabis sean controlados por Cromatografía Líquida (HPLC), que nos dice que cannabinoides contiene y la concentración del mismo. Incluso, un clon de una planta madre puede dar distintos niveles de fitocannabinoides según el momento de cosecha, y estos niveles se modifican según la preparación de los extractos”, detalló la especialista.
De esa manera, la investigadora del CONICET remarcó que debido a estas cuestiones, resulta “fundamental la cuantificación de extractos por HPLC” para conocer la concentración de fitocannabinoides, como también “por Cromatografía Gaseosa (CG) para determinar el perfil de terpenos”, además de otros análisis que aseguren las condiciones aptas para el consumo del producto final.
En octubre de 2019, Susana presentó el trabajo “Estudio sobre el uso de cannabis medicinal en la ciudad de Bahía Blanca, Argentina”, en el cual se relevaron 400 historias clínicas de usuarios de cannabis de la ciudad del sur del territorio bonaerense.
El objetivo del estudio fue conocer qué perfil de personas acceden al uso terapéutico del cannabis, cuál es su rango etario y las causas por las cuales acudían a esta terapia. Al ver la procedencia de los productos “observamos que la mayoría provenían de un origen desconocido, comprados en el mercado irregular o informal, solo una minoría elaborado por autocultivo”.
Como consecuencia, esto les permitió llevar a cabo en el Laboratorio de Cannabinología del Instituto de Investigaciones Bioquímicas de Bahía Blanca de doble dependencia, CONICET y Universidad Nacional del Sur, un estudio acerca de la mejor forma de producción, almacenamiento y conservación de productos derivados de cannabis.
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